jueves, 4 de junio de 2015

HISTORIA: Alice Clement la Sherlock Holmes de Chicago

El 5 de Agosto de 1913 la por entonces convulsionada ciudad de Chicago incorporaba entre sus filas a 100 nuevos detectives. Entre ellos quien se convertiría luego en una leyenda viviente y atractivo de la prensa: La detective Alice Clement, llamada la Sherlock Holmes de Chicago.

Mientras muchos se burlaban de la mujer detective, Clement supo balancear entre la rudeza del estilo policial de aquellos tiempos y su femineidad. “Contra la pared” solía decir a algún parroquiano en los antros de la nocturna Chicago mientras con sus ataviadas joyas y catones contrastaban con un revolver que solía blandir en sus redadas. Ella era una apasionada por su trabajo y no había razón para que los dos aspectos de su personalidad (una elegante mujer y una ruda detective) tuvieran que ser excluyentes.
Aunque muchos estaban de acuerdo con que una mujer desempeñara l rol de detective, no todo el mundo pensaba igual. De hecho su jefe McWeeny renunció al cargo al saber que incorporarían más mujeres a la fuerza. Es que además de ser una férrea defensora de los derechos de las mujeres, Clement tenía en muchas investigaciones la facilidad de infiltrarse en escenas del crimen en donde sus colegas no podían hacerlo y la facilidad para obtener información de casos de asesinato, alcohol o apuestas le daban un lugar privilegiado entre sus colegas varones.
Uno de los casos más famosos esclarecidos por esta Sherlock Holmes femenina fue el asesinato de una prostituta afectada de tifoidea y que motivara luego una novela de Agatha Christie “Dulcimer” que narra la historia de una prostituta cuya muerte fue asumida por el departamento como producto de  la fiebre tifoidea contraída al realizar su actividad. Cement no muy convencida de ello investigó a una tía llegando a descubrir la trama que ésta había planeado para contagiarla de la enfermedad y así cobrar una herencia que le correspondía a la mujer.
Clement utilizaba cientos de indumentarias femeninas para infiltrarse en rincones donde cualquier hombre levantaría sospechas. Pero su imagen pública nunca pasó desapercibida, al contrario, acaparó las portadas de la prensa.



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