“‘V Límite’ indica en tiempo real la velocidad en cada instante, e indica
con color verde la que es inferior al límite establecido y con rojo cuando el
límite se supera” explica a Argentina Investiga el doctor Leonardo Ordinez,
su creador. “Nosotros desalentamos el uso
de dispositivos móviles mientras se conduce, pero se puede configurar antes de
salir, de acuerdo a los máximos permitidos en el trayecto a recorrer, o ser
usada por un acompañante del conductor”.
La aplicación se basa en el
concepto de “two-click app” (aplicación de dos clics), que permite una
interacción mínima entre la aplicación y el usuario. “Sólo dos clics: abrir la aplicación e indicar la velocidad máxima
permitida, ya está en uso”.
Para aclarar este último
punto señala que “el valor obtenido está
relacionado en forma directa con el diámetro de la rueda del vehículo y es aquí
donde se producen errores en la medición, que pueden llegar al 10%. El diámetro
de la rueda depende de si se modificó el tamaño de fábrica del rodado, de la
carga del vehículo o de la presión del aire dentro de las cubiertas, que varía
por la rodadura y fricción del neumático sobre el asfalto, la temperatura
ambiente, entre otras”. Es decir que en la medición de velocidad que
dispone el conductor en su velocímetro hay errores importantes, producto de múltiples
factores. “Es por ello que quien controla
que los conductores no pasen dichos límites deben tener en cuenta esta
situación para realizar las infracciones en forma adecuada”, advierte. Como
parte de su trabajo, Galliano y Ordinez visitaron los talleres de
concesionarias Fiat, Chevrolet y Toyota, para conocer en detalle el
funcionamiento y características de los sistemas de medición.
Además, en los últimos tiempos se
incrementó el uso de radares para controlar e infraccionar conductores. Sin
embargo, explica Galliano, un radar no es infalible como mucha gente cree. “Aunque la tecnología avanzó durante los
últimos años y las unidades de radar se hacen cada vez más amigables, el radar
puede continuar errando, especialmente en manos de operadores pobremente
entrenados”.
“La
emisión radar no es una línea, como un puntero láser. El radar emite un haz que
puede tener un ángulo de apertura del orden de los 5 a los 7 grados, lo cual
produce que -si se mide la velocidad a unos 200 metros de distancia-, la zona
iluminada por el haz emitido cubre un frente aproximado de 20 metros. Si en
este entorno hay varios móviles, cualquiera de ellos podrá enviar una señal
hacia el radar y generar situaciones de incertidumbre”, agrega.
Explica también que otro error típico de los radares es que
éstos no siempre detectan la señal de mayor velocidad, sino la que tiene
mayor nivel de retorno. Por ejemplo, si un vehículo pequeño transita por una
avenida a 50 km/h, y detrás circula uno mayor (combi o incluso un camión) a 70
km/h, cuando el inspector apunta el radar al primer vehículo, éste recibe una
señal muy fuerte del móvil que transita por detrás y, por tanto, se registra la
velocidad a la cual el segundo se desplaza, por lo que se infracciona injustamente
al vehículo menor.
“Hasta hace poco, los teléfonos celulares eran un ejemplo inevitable cuando se hablaba de Sistemas Embebidos. Esta clase de sistemas computacionales está diseñada para realizar funciones específicas y tener propósitos particulares, que no varían a lo largo de su vida útil. Los sistemas de propósito general, a diferencia de los embebidos, establecen su función en forma dinámica y por lo general en relación al programa de software que ejecutan en un determinado momento”, dice Ordinez.
“Hasta hace poco, los teléfonos celulares eran un ejemplo inevitable cuando se hablaba de Sistemas Embebidos. Esta clase de sistemas computacionales está diseñada para realizar funciones específicas y tener propósitos particulares, que no varían a lo largo de su vida útil. Los sistemas de propósito general, a diferencia de los embebidos, establecen su función en forma dinámica y por lo general en relación al programa de software que ejecutan en un determinado momento”, dice Ordinez.
En la
actualidad, los avances tecnológicos en materia de integración electrónica han
hecho que dichos dispositivos pasen a ser “teléfonos inteligentes”
(smartphones) que ejecutan las más variadas aplicaciones, y abandonen el
paradigma de los Sistemas Embebidos. En este sentido, “el uso de la tecnología disponible en un teléfono inteligente o en una
tablet puede permitir mejorar condiciones de vida y disminuir el riesgo en
determinadas situaciones, como el tránsito”, agrega el desarrollador de
esta aplicación.
Según cuenta el investigador “la desarrollé a raíz de la situación que
surgió en Bahía Blanca a partir de los controles de velocidad con radares, por
la diferente precisión que tienen las tecnologías involucradas. La parte
funcional no llevó mucho tiempo, pero sí una interfaz que sea simple, sencilla
y que siga el principio de dos clics”.
La aplicación funciona mediante un
GPS, por lo que es indispensable que el teléfono posea uno o se haya descargado
alguno. “V Límite no requiere
conectividad si el teléfono posee un GPS integrado. Si se trata de un emulador
de GPS, de los que se descargan como aplicación sí la utilizará y, en ese caso,
hay que tener en cuenta la conectividad que posea el dispositivo y que esto
puede generar costos extra para el usuario y disminuir la precisión de la
aplicación”.
Fuente: http://argentinainvestiga.edu.ar/