Von Helmholtz
fue un científico extraordinario que enunció la ley de conservación de la
energía, uno de los axiomas fundamentales de la física. A él se deben
importantes descubrimientos en el campo de la óptica, la fisiología y la
electrodinámica. Ante la Sociedad de Física de Berlín, expuso sus conclusiones
afirmando que la cantidad total de energía en el universo es constante, y nada
puede ser creado ni destruido.
Imposibilitado de dedicarse por completo a la física, aplicó sus conocimientos al cuerpo humano, sentando las bases de la fisiología moderna. Se centró especialmente en el estudio de los órganos sensoriales e inventó el oftalmoscopio, un aparato que permite observar el interior del ojo. Además sus trabajos sobre la visión de los colores y la armonía musical permitieron un mejor conocimiento del oído y la visión. A partir de 1885 comenzó a tener problemas de salud y en 1894 murió de una hemorragia cerebral.