El Kevlar® o poliparafenileno
tereftalamida es una poliamida sintetizada por primera vez en 1965 por la
química Stephanie Kwolek, quien trabajaba para DuPont. La obtención de las
fibras de Kevlar fue complicada, destacando el aporte de Herbert Blades, que solucionó
el problema de qué disolvente emplear para el procesado. Finalmente, DuPont
empezó a comercializarlo en 1972. Es muy resistente y su mecanización resulta
muy difícil. La casa Azko desarrolló a finales de los ‘70s una fibra con
estructura química similar que posteriormente comercializó con el nombre de
Twaron.
La ligereza y la resistencia a la rotura
excepcional de estas poliaramidas hacen que sean empleadas en neumáticos, velas
náuticas y principalmente en los “Chalecos antibalas”.
La historia del descubrimiento del Kevlar es
ciertamente apasionante, debido a que conjuga elementos que van desde la
dedicación hasta la fortuna del científico. Además el éxito supuso un gran
avance en el desarrollo de nuevos materiales poliméricos. A comienzos de la
década de los ‘60s la compañía DuPont estaba interesada en obtener una fibra
más resistente que el Nylon (poliamida 6,6). Hasta entones las soluciones
empleadas para la formación de fibras eran transparentes, por eso cuando
trabajando con poli(para-fenilen-tereftalamidas) y poli(benzamidas) obtenían
soluciones opalescentes, estas eran descartadas. La opalescencia se debía a la
naturaleza cristalina de estas soluciones (cristales líquidos), algo
relativamente novedoso para aquellos tiempos y ese campo en particular. A pesar
de ello, un día Kwolek decidió hilar el producto de esas soluciones.
El resultado fue una fibra más resistente que el
Nylon, que hoy en día es sinónimo de alta resistencia y que actualmente se usa
en más de 200 aplicaciones diferentes.
Más tarde se descubriría que la seda de araña también
se forma a partir de una solución de cristal líquido de manera análoga a la
síntesis del Kevlar pero con una composición diferente.
Más tarde la compañia Azko
desarrollaría un nuevo método de procesado de la poli-para-fenilen-tereftalamida
empleando como disolvente N-metil-pirrolidona menos dañino que el empleado
hasta entonces por DuPont, la Hexametilfosfotamida; emplearía también este
método y esto dio lugar a una “guerra de patentes” que no hacen más que
mitificar más la historia de desarrollo y producción de este material.
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