Después de una investigación de seis horas, el veredicto del jurado fue de “muerte accidental” y no se llevó a cabo ningún procesamiento legal en contra del conductor ni de la compañía. La velocidad fue calificada de tremenda y el médico forense aseguró que esto nunca más volvería a pasar.
El 12 de febrero de 1898 ocurrió la primera colisión fatal de
un coche en Purley, Surrey, Reino Unido. Henry Lindfield, un hombre de
negocios, estrelló su coche contra un árbol y murió horas más adelante en el
hospital de Croydon. Una vez más, el veredicto fue "muerte accidental".