El fracaso escolar
obedece inexorablemente a todo un cúmulo de deficiencias del sistema educativo
que se debe ocupar de ayudar al individuo a comprender y manejar asertivamente
sus estados emocionales. La necesidad de prevención de conductas antisociales
desde la escuela, no ha generado una política criminológica adecuada, a lo
sumo, sólo se aplican paliativos que de poco o nada funcionan por la falta de
visión y compromiso social. La educación no es válida basada sólo en la
enseñanza del contenido curricular del conocimiento, la pedagogía criminológica
en el ánimo de prevenir conductas antisociales, tiene como eje central la
formación psíquica sana del individuo con un carácter preventivo, antes que
remedial; atendiendo además la “crisis de valores” que esta propiciando
intolerancia y desacuerdos por la diversidad étnica y cultural existente, ahora
ninguna cultura se mantiene completamente aislada de la dinámica cada vez más
globalizada, es necesario replantear la noción de la formación del sujeto como
ser-social, que lleva a la debacle de su conservación gregaria, por el
desmedido uso de la violencia y de las arbitrariedades que rompen con el
imperio de la norma.
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