Con frecuencia en la investigación de un
hecho criminal los peritos se encuentran con varias huellas de sospechosos
en el escenario del crimen, pero una de
las dudas más intrigantes ha sido siempre poder determinar cuándo fue dejada
esa huella en el lugar.
En ocasiones una buena
coartada para los sospechosos es argumentar que “esa huella” que le pertenece
pudo haber ido dejada días previos a un hecho por su circunstancial presencia
en el lugar que “todos” pueden atestiguar por haberlo visto con la víctima en
el lugar. Frente a ello, hasta el presente a la Criminalística le era imposible
datar una huella con certeza.
El especialista en huellas
dactilares del NFI (Instituto Médico Legal) de Holanda Marcel del Puit junto a
su equipo han logrado un método que permite, mediante el análisis de la
degradación de ciertos componentes químicos de la huella, establecer (de
acuerdo a la influencia de factores como temperatura y humedad) su antigüedad
aproximada para casos de no más de quince días de antigüedad, lo que permitirá
saber si dicha huella dactilar es contemporánea con el crimen que se está
investigando, anterior o posterior a él.