Revisión de antecedentes, fundamentos y aplicación en
Argentina.
La identificación humana es un problema que forma
parte de la sociedad desde el nacimiento mismo de las comunidades. Así es como
desde un enfoque exclusivamente social, al uso del nombre individual (Perez,
1995) [1], al crecer el número de integrantes de una comunidad, se sumó el
apellido (Alegretti y Brandimarti de Pini, 2007) [2]. Este conjunto de datos
viene señalando la identidad de los miembros de la comunidad y constituyen el
elemento base sobre el que se asientan toda su información personal, lo que
Albarracín (1971) [3] designa como “identidad biográfica”.
Sin embargo para que el derecho le asigne a cada ser
lo que le corresponde, objetivo prioritario de todo ordenamiento jurídico, la
sociedad requiere de otros instrumentos que asocien, en forma confiable, lo que
cada ser merece con el ser mismo como entidad física. Representa, pasar de una
identidad genérica a una identidad específica. Mientras la primera representa
identificar a las personas simplemente por nuestros recuerdos, la segunda
importa aplicar procedimientos técnicos de base científica que consiguen
asociar, en forma indubitable, el ser (como organismo de existencia real) y sus
datos. En otras palabras exige la unión confiable entre identidad física y
biográfica.